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Pol. Con. (Edición núm. 27) Vol. 3, No 11

Noviembre 2018, pp. 198-209 ISSN: 2550 - 682X

DOI: 10.23857/pc.v3i11.789



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Recepción: 13/ 06 / 2018

Aceptación: 26 / 07 / 2018

Publicación: 01 / 11 / 2018

Ciencia de la educación Artículo de investigación


Exilio, Literatura y Psicoanálisis Exile, Literature and Psychoanalysis Exílio, Literatura e Psicanálise


José A. J. Ron-Melo I

alexron99@gmail.com


Correspondencia: alexron99@gmail.com


I Magister en Estudios de la Cultura Mención Literatura Hispanoamericana, Licenciado en Sociología y Ciencias Políticas, Docente de la Facultad de Psicología de la Universidad Laica Eloy Alfaro de Manabí, Manta, Ecuador.


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http://polodelconocimiento.com/ojs/index.php/es


Resumen


Este artículo, desde una mirada holística, y comparando los diferentes exilios de algunos escritores latinoamericanos, entre ellos Julio Cortázar y Reinaldo Arenas, realiza una taxonomía del exilio y profundiza en la psiquis del exiliado. El autor conjugó sociología, antropología, psicología y literatura para analizar algunos elementos constitutivos del exilio como la desintegración yoica (psicoanálisis) y la ajenidad o extrañeza frente al lenguaje por parte del escritor (literatura). Por otro lado, se describe la deleznable frontera que separa migración de exilio, porque todos los migrantes, aunque no sufran exilio político o económico, de una u otra forma, afrontan exilios culturales y existenciales.


Palabras clave: migración; exilio político; exilio cultural; exilio existencial; desintegración yoica.

Abstract

This article, from a holistic perspective, and comparing the different exiles of some Latin American writers, including Julio Cortázar and Reinaldo Arenas, makes a taxonomy of exile and deepens the psyche of the exile. The author conjugated sociology, anthropology, psychology and literature to analyze some constitutive elements of the exile as the egoic disintegration (psychoanalysis) and the alienation or strangeness in front of the language on the part of the writer (literature). On the other hand, the deleterious border that separates migration from exile is described, because all migrants, although they do not suffer political or economic exile, in one way or another, face cultural and existential exiles.

Key words: migration; political exile; cultural exile; existential exile; ego disintegration.


Resumo

Este artigo, de uma perspectiva holística, e comparando os diferentes exilados de alguns escritores latino-americanos, incluindo Julio Cortázar e Reinaldo Arenas, faz uma taxonomia do exílio e aprofunda a psique do exílio. O autor conjugou sociologia, antropologia, psicologia e literatura para analisar alguns elementos constitutivos do exílio como a desintegração egóica (psicanálise) e a alienação ou estranhamento diante da linguagem por parte do escritor (literatura). Por outro lado, descreve-se a fronteira deletéria que separa a migração do exílio, pois


todos os migrantes, apesar de não sofrerem exílio político ou econômico, enfrentam, de uma forma ou de outra, exílios culturais e existenciais.


Palavras chave: migração; exílio político; exílio cultural; exílio existencial; desintegração do ego.


Introducción


Basta revisar cualquier información en internet para encontrarnos con el drama de millones de personas que son obligadas por diversas circunstancias (económicas, políticas y culturales) a abandonar sus países de origen. Ellos forman parte de la traumática experiencia del exilio, una práctica inmemorial que de una u otra forma nos ha afectado a todos. Pero, ¿qué tanto conocemos de exilio? Este artículo propone algunas reflexiones teóricas para explicar al temido destierro, uno de los elementos coercitivos más poderosos que trasciende lo estrictamente político.

Los exiliados se encuentran en situaciones límite donde las posibilidades de negociación son escasas y la sensación de eyección es total. Simplemente, han sido arrojados a otra realidad sin ninguna posibilidad de réplica, por un poder político, que, desde el estado, los quiere fuera de su territorio.

El carácter transversal e interdisciplinario del exilio queda claro porque el exilio no es solamente político, al respecto Edward Said plantea que el exilio se originó en la antiquísima práctica del destierro (Said, 1988: pag 231), sin embargo, el exilio físico va ligado a una cantidad de factores que complejizan su descripción. No solo es destierro, el mismo Edward Said en Reflexiones en el exilio pone como ejemplo a Joseph Conrad:

[ ...] cuya vida y obra parecían encarnar el destino del trotamundos que llega a ser escritor consumado en una lengua adquirida, pero que nunca llega a desembarazarse del sentimiento de ser ajeno a su nueva casa -la adoptada-, a la que, como ocurre en el muy especial caso de Conrad, admira.

Creación literaria y destierro


La creación literaria está vinculada al exilio porque siempre el escritor intenta ir más allá de las fronteras del lenguaje. Esa continua zozobra con palabras y significados ha sido descrita por


varios de los escritores y filósofos más importantes, al respecto el gigantesco Joseph Conrad decía: «Comparado con la música, toda la comunicación mediante palabras es desvergonzada; las palabras atenúan y embrutecen; las palabras despersonalizan; las palabras hacen ordinario lo extraordinario.»

Edward Said respecto a la obra de Nietzsche planteaba el abismo existente entre lenguaje e individuo:

“el lenguaje acentúa el «pathos de la distancia» entre el usuario y la realidad en bruto, desde otro punto de vista el lenguaje vuelve común, traiciona y vuelve ordinaria la experiencia humana. La tesis de Nietzsche desde El nacimiento de la tragedia en adelante era que melos es una expresión de la realidad más auténtica que logos. Cuanto más desarrollada está la conciencia, más probable es entonces que el lenguaje exceda la simple comunicación entre los hombres (la necesidad y la angustia hacen que los hombres quieran comunicarse, y este deseo aumenta hasta un punto en donde el poder de comunicación es realmente una sutileza acumulada que excede la necesidad real) y que sea pobre en relación con lo «incomparablemente personal, único e inmensamente individual” (Said, Edward: 2000).

El escritor, desde su trinchera de creador de realidades paralelas, asume una batalla entre territorios conocidos y parajes no descubiertos, se aleja de normas literarias para escapar de lo convencional, ese es un componente fundamental de la literatura que se reproduce en la vida de todo exiliado. A partir del destierro está obligado a buscar nuevas estrategias de resistencia, sobrevivencia y renacimiento.

La creación literaria es un proceso pulsionar y límbico que provoca en el autor una sensación simultánea de incertidumbre y máxima destreza; un ir y venir entre la lucidez y la evanescencia. (Ron,2005: pag 68)

Migración y exilio desde el psicoanálisis


Partiremos diferenciando migración de exilio. A través del psicoanálisis se puede lograr una mejor visualización de la porosa frontera que separa exilio de migración. La propuesta de León y Rebeca Grinberg en Psicoanálisis de la migración y del exilio es muy clara:


Las personas exiliadas están obligadas a vivir lejos de su país, han sido forzadas a abandonarlo por razones políticas e ideológicas, o han tenido que huir para asegurar su supervivencia. Por lo tanto, se encuentran impedidos de volver a su patria, mientras persistan las causas que determinaron su alejamiento (Grinberg, 1984: pag 189).

También es importante añadir dos elementos fundamentales que diferencian al exiliado del que emigra: la posibilidad de despedida y de regreso. Para la persona que emigra, la despedida de sus seres queridos funciona como un rito protector, como un mecanismo de auto protección. La realidad del exiliado político está marcada por la forma abrupta de su salida lo que le impide contar con ese rito protector de la despedida de la familia y los amigos.

A todas sus angustias se añade la provocada por la carencia de la despedida, lo cual hace que experimenten su partida como un atravesar la frontera entre el reino de los muertos y de los vivos (Grinberg, 1984: pag 189).

Por otro lado, y siguiendo con esta perspectiva psicoanalítica, la posibilidad de regreso marca radicalmente la condición de emigrante y de exiliado, en el emigrante existe la confianza en que va a poder regresar. La esperanza del retorno opera como un mecanismo inhibidor de avatares. La posibilidad del regreso no es utópica, actúa como un talismán y evita la inercia. En el exiliado, el hecho de que las puertas de su país le fueron cerradas para un eventual regreso, crea en él una sensación de no retorno, ubicándolo en un callejón sin salida, sin patria ni identidad.

El exilio, desde la psicología, puede ser analizado como un estado de desapego, una circunstancia desgarradora, o simplemente como una sensación de vacío que va y viene. Este sentimiento de desamparo está basado originalmente en el modelo del trauma del nacimiento y la pérdida de la madre protectora.

Correspondería también a la experiencia de la pérdida del "objeto continente" que trae como consecuencia la amenaza en situaciones extremas, la desintegración yoica, con pérdida de los límites del yo (Grinberg,1984: pag 25).

La “desintegración yoica” se da como una ruptura del Superyó (constituido por reglas y mandatos de una sociedad) a través del destierro. Esto impulsó a los gobernantes, a lo largo de la historia, a utilizar al exilio como el máximo castigo, después de la pena capital. Cuando Sócrates es hallado


culpable tiene la posibilidad de elegir entre la muerte con cicuta o el destierro. Sócrates decide tomar el veneno porque él se consideraba un hijo de Atenas y no le encontraba sentido vivir y

Hay un entrecruzamiento entre psicología y política porque el concepto de exilio tiene una carga desintegradora del ser. El término exilio conlleva la idea de expatriación, destierro y expulsión, de hecho posee una gran carga opresora porque obliga a una reconstrucción del Superyó.

Fueron los mismos aristas e intelectuales que sufrieron diferentes tipos de persecución y exilio (Freud tuvo que exiliarse en EE.UU por la amenaza nazi), los que realizaron una verdadera disección de la psiquis de la sociedad moderna para terminar transformando la Psicología.

Hemos acabado por acostumbrarnos a pensar en la época moderna en sí como algo espiritualmente huérfano y alienado, como la era de la ansiedad y el extrañamiento. Nietzsche nos enseñó a sentirnos incómodos con la tradición, y Freud a contemplar la intimidad doméstica como el rostro amable dibujado sobre el furor parricida e incestuoso. La cultura occidental moderna es en gran medida obra de exiliados, emigrados, refugiados. (Said, 2000: pag 162)

Exilio político en Latinoamérica


Pese a la práctica inmemorial del exilio, es en el siglo XX cuando el exilio se constituye en un recurso de control político generalizado, hay autores como José Luis de Diego, que incluso plantean que el exilio es una creación de las sociedades disciplinarias:

... la noción de refugiado es una creación del estado del siglo XX. Designa los enormes rebaños de hombres y mujeres despavoridos e inocentes, necesitados de ayuda internacional (de Diego, 1988: pag 231).

En el caso latinoamericano, la experiencia del exilio político alcanza


ribetes dramáticos, a partir de la segunda mitad del siglo XX, llega a convertirse en un fenómeno común, fruto de la arremetida del gobierno norteamericano a través de dictaduras hiper represivas y sanguinarias que defendían intereses de corporaciones de EE.UU.

Mario Benedetti, quien vivió en carne propia el exilio, calificó a este recurso de la dictadura como un genocidio cultural; Eduardo Galeano lo vio como una forma de enmascarar realidades, borrar memorias y vaciar conciencias.


Resultó paradójico que a finales del siglo pasado hayan sido los ex dictadores, aquellos que torturaron y asesinaron a miles de personas, los que terminaron considerándose "exiliados políticos", basta citar los tristemente célebres: Fulgencio Batista, Anastasio Somoza y Leonidas Trujillo.

El exilio político opera como una fuerza ciclópea que provoca la salida de su país de la persona juzgada, pero ese exilio también puede engendrar sucesivos exilios como el existencial, cultural y literario. Existe continuidad y simultaneidad de exilios, por ejemplo, un exiliado económico, como la mayoría de nuestros compatriotas que laboran en España o Estados Unidos, también puede padecer un exilio cultural porque está lejos de su ethos cultural (música, lenguaje, comida, tradiciones y cosmovisiones).

Desarraigo y exilio existencial


Francisco Proaño Arandi, reconocido escritor ecuatoriano, al referirse al tema del desarraigo, lo ubica como un exilio interior o existencial, es decir como un exilio de tipo más individual.

[... ] percibible sobre todo en la filosofía y en la literatura contemporáneas, cuando el ser humano se siente ajeno a la sociedad en que vive, porque ésta no se corresponde con sus aspiraciones existenciales, con su proyecto en cuanto ser o porque toda ella y el poder prevaleciente lo han despojado de lo que es o debe ser, en esencia (Proaño,2004: pag 6).

Este exilio se basa en la experiencia del individuo que vive dentro de una sociedad moderna, es en la sociedad moderna donde las contradicciones económicas y los conflictos de inequidad van creando dentro de la personalidad del hombre moderno una sensación recurrente de ajenidad y extranjerizad frente a lo que lo rodea. La ajenidad frente a una ciudad, o a un tipo de proyecto civilizatorio, o simplemente frente a un tipo de conciencia colectiva; la ajenidad es una sensación extensa que va más allá de la configuración socio-política de un grupo humano. Es una sensación recurrente que puede darse tanto en el capitalismo como en el socialismo; en el primer mundo o en países subdesarrollados.

Puede ser una forma de ver las cosas y de vivir desde la perspectiva del que está afuera de algo o de alguien; por ello el exilio existencial es el más universal de todos los exilios. También es un exilio hasta cierto punto voluntario, porque el que percibe ese exilio no necesariamente está


obligado a sufrirlo o a experimentarlo; diferente del exilio político donde ya existe una norma coercitiva que expulsa a la persona de su país.

Albert Camus describe con maestría el exilio existencial en El extranjero. Meaursault, el protagonista, es un Ulises moderno, un ser que mientras más honesto es a su naturaleza más se aleja de la sociedad; su transparencia para vivir termina siendo su condena.

Allí encontramos la paradoja de una modernidad en la que sensibilidad es sinónimo de debilidad y en la que el utilitarismo es la base de toda relación humana.

Creo que dormí porque me desperté con las estrellas sobre mi rostro. Los ruidos del campo llegaban hacia mí. Olores de noche, de tierra y de sal refrescaban mis sienes. La paz maravillosa del verano dormido entraba en mí como una marea. En ese momento, en el límite de la noche, las sirenas aullaron. Anunciaban salidas hacia un mundo que, para siempre, me era ahora indiferente (Camus, 1942: 124).

Creación y exilio en Reinaldo Arenas y Julio Cortázar


Un caso dramático de exilio, que combina el exilio político con el exilio cultural de tipo homo erótico, es el de Reinaldo Arenas. El escritor cubano fue rechazado por la sociedad cubana debido a su homosexualidad. Él se fue de la isla, con el dolor y la certeza de que ya no había vuelta atrás, para Arenas el exilio siempre fue un estigma desolador. Este es un fragmento de la entrevista realizada por Omar Ette:

Una persona en el exilio no existe porque de hecho uno pertenece a un contexto, a una manera de sentir, de ver:

[ ...] En el exilio se está sin frontera y sin asidero: está uno en el aire. Este es el problema grave del exiliado: que no tiene una identidad propia [ ...] Todo esto sería maravilloso si uno viene de visita, y tú sabes que existe un lugar real, que es como el imán al cual tú te integras. Al no existir esa, posibilidad, uno realmente es un fantasma. Esa es la realidad del exilio (Ette, l996: pag 89).


En Antes que anochezca, Arenas se representa a sí mismo, como un ser épico y transgresor que vivió contra corriente dando rienda suelta a sus deseos, a su capacidad para soñar y proyectarse en el infinito.

Reinaldo Arenas desde su militancia homo erótica se rebela frente al gobierno socialista. La ostentación del deseo homo erótico y de disidencia política rinde como resultado la auto representación de Arenas como un ser censurado y aislado y marginalizado en un medio regido por binarismos infranqueables tanto en el discurso político: político/traidor, revolucionario

/contrarrevolucionario, etc., como en el discurso sobre la sexualidad: homo/heterosexual, masculino/femenino, activo/ pasivo, privado/público, a/normal. (Jiménez,2000: pag 218).

El exilio cultural refleja el conflicto entre una sociedad regida por determinados valores y normas y las actividades y objetivos de una persona o un grupo. Es importante destacar que el exilio, en la mayoría de escritores que abandonaron sus países, estuvo precedido por una crisis frente al entorno social y cultural en el que vivían. Arenas fue rechazado abiertamente por su homosexualidad militante. Vivió, al mismo tiempo, un tipo de exilio político, cultural y existencial.

Arenas vivió su homosexualidad desafiando constantemente a una sociedad machista basada en un sistema político falocrático que para él representaba la anti-libertad. Vivió un exilio repleto de angustia, ira y odio; de una u otra forma toda esa energía reactiva contra el régimen y la sociedad cubana es la que lo impulsa a realizar su obra literaria.

Un caso diferente, menos dramático de exilio es el de Julio Cortázar, quien se autoexilió en París porque se sentía fuera o ajeno al mundillo intelectual de Buenos Aires, llegó a entender su “argentinidad” desde París.

Ambos autores vivieron diferentes niveles de exilio, ambos revirtieron la soledad y ajenidad de su exilio hasta convertirlo en una fuerza creativa inconmensurable. Cortázar se rebela contra el estigma del exiliado como ser devastado por la tristeza:

[ ...] no nos convirtamos nosotros en escribas de la amargura, del resentimiento o de la melancolía. Seamos realmente libres, y para empezar, librémonos del rótulo conmiserativo y lacrimógeno que tiende a mostrarse con demasiada frecuencia. Contra la autocompasión es


preferible sostener, por demencial que parezca que los verdaderos exiliados son los regímenes fascistas de nuestro continente, exiliados de la auténtica realidad nacional, exiliados de la justicia social, exiliados de la alegría, exiliados de la paz. Nosotros somos más libres y estamos más en nuestra tierra que ellos. (Cortázar, 1984, pag 169).

Cortázar se autoexilió en París desde 1951, su relación con el peronismo siempre fue tensa y prefirió buscar otros espacios de creación. Viajó a París sin el estigma de desterrado, su desconexión cultural y existencial se dio por su naturaleza nómada y aventurera. Recién asume su condición de exiliado político a partir de 1973, cuando se da el golpe militar, porque algunas de sus obras fueron prohibidas por la dictadura y estaba claro que cualquier intento por regresar hubiese sido un suicidio.

Cortázar escribe desde un exilio más universal, de tipo existencial, el exilio como una condición humana totalmente inevitable; es a partir de esa condición que construye un ser rebelde que cuestiona la injusticia y la violencia como lo hizo al escribir en contra de la dictadura argentina. Sin embargo, su literatura estuvo más centrada en la búsqueda de esa ajenidad, ese misterio tan dulce y desolador que le provocaba pasar de un mundo aparentemente real a otro fantástico. Nunca los tuvo limitados, se sintió más sólido percibiendo esa sensación de extranjeridad que le provocaban determinadas situaciones, personas y cosas. Profundizó esa dualidad entre dos mundos tan cercanos y contradictorios; y escribió entre dos realidades, a menudo confundiéndolas como en su cuento "La noche boca arriba". Allí, como en muchos de sus relatos, se da una mezcla de niveles de realidad y ficción. Fluye su energía narrativa, muchas veces la búsqueda del lector fue infructuosa, ahí radica la magia y el encanto en la obra de Julio Cortázar.

El exilio no se limita a ser el procedimiento represivo que utilizan los gobiernos totalitarios para silenciar conciencias y borrar memorias. El exilo no solo es un efecto del sistema económico mundial que globaliza la diáspora como un tipo de transculturalidad forzosa. El exilio también es parte de la naturaleza humana, está contenido en los múltiples avatares y esperanzas que provoca la existencia humana. Por ello es importante ver al exilio no solamente como un tipo coercitivo de política estatal sino también como una forma de resistencia y resiliencia desde la sensibilidad y la creatividad.


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Enlaces de Referencia

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